Folclore griego moderno
La antigua creencia griega en las ninfas sobrevivió en muchas partes del país hasta principios del siglo XX, cuando solían ser conocidas como «nereidas». En esa época, John Cuthbert Lawson escribió: «...no hay probablemente ningún rincón o aldea en toda Grecia donde las mujeres no tomen como mínimo precauciones contra los robos y las maldades de las nereidas, mientras siguen encontrándose muchos hombres que relatan de completa buena fe historias sobre su belleza, pasión y capricho. No es solo una cuestión de fe: más de una vez he estado en pueblos donde ciertas nereidas habían sido vistas por varias personas (al menos así lo aseguraban), y había una maravillosa coincidencia entre los testigos al describir su apariencia y atuendo.»[33]
Las ninfas tendía a frecuentar zonas alejadas de los humanos pero podían ser halladas por viajeros solitarios fuera de los pueblos, donde podía oírse su música y estos podían espiar sus bailes o baños en un arroyo o charca, ya fuera en el calor del mediodía o a medianoche. Podían aparecer en un torbellino. Estos encuentros podían ser peligrosos, provocando enmudecimiento, enamoramiento, locura o apoplejía al desafortunado humano. Cuando los padres creían que su hijo había sido embrujado por una nereida, rezaban a San Artemidos, la manifestación cristiana de Artemisa.[34] [35]
[editar] Connotaciones sexuales
Debido a la representación de las ninfas mitológicas como mujeres que mantienen relaciones con hombres y mujeres a voluntad, el término se aplica a menudo a quienes presentan una conducta parecida.
El término «ninfomanía» fue creado por la psicología moderna para aludir al «deseo de mantener relaciones sexuales a un nivel lo suficientemente alto como para considerarse clínicamente relevante». Debido al uso generalizado del término por parte de profanos y a los estereotipos asociados a él, los profesionales prefieren actualmente el término «hipersexualidad», que además puede aplicarse tanto a hombres como a mujeres.
La palabra «nínfula» se usa para aludir a una muchacha sexualmente precoz. Este término fue popularizado por la novela Lolita de Vladimir Nabokov. El protagonista, Humbert Humbert, usa la palabra incontables veces, normalmente en alusión a Lolita
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